viernes, 30 de enero de 2015

Conquitadores Españoles



CONQUITADORES ESPAÑOLES

El conquistador español fue un hombre de su tiempo, moldeado por unas circunstancias históricas concretas, al que hay que valorar dentro de los cánones morales de su época y no desde los principios éticos actuales. El estudio de la Europa de aquel momento demuestra que lo que hoy consideraríamos crueldad e intolerancia religiosa, así como desprecio por los derechos humanos, eran características presentes en todo el continente.
Algunos historiadores han insistido en un lema que recoge las tres preocupaciones fundamentales o impulsos básicos del conquistador del Nuevo Mundo: “oro, gloria y Evangelio”. El aprecio por el oro, símbolo máximo de la riqueza, es innegable.
Para Bernal Díaz del Castillo, él mismo participante en la conquista de la Nueva España y cronista de aquellos hechos, los conquistadores iban a América “por servir a Dios, a su Majestad y dar luz a los que estaban en tinieblas, y también por haber riquezas, que todos los hombres comúnmente buscamos”.
La codicia por el oro y otras riquezas fue, a la vez, aliciente para superar peligros y adversidades y causa de gran parte de la violencia y de las crueldades de los conquistadores. Pero el oro se ambicionaba no tanto como un fin en sí mismo, sino como un medio para conseguir poder y prestigio.
Las tierras de América permitían a un hombre de baja condición social obtener riquezas, poder y reconocimiento de los demás. El conquistador anhelaba obtener un buen botín o una buena encomienda que le diera tranquilidad y bienestar para el resto de sus días, pero las aspiraciones de oro y riquezas no siempre se lograban, ni compensaban los grandísimos esfuerzos que las campañas requerían.
No faltaron los conquistadores que perdieron su fortuna recién adquirida en la financiación de una desgraciada campaña, que podía acabar también con su vida. Por otra parte, los distintos monarcas estuvieron siempre en guardia y no permitieron que se consolidaran los sueños feudales de los conquistadores, cuya máxima aspiración era la obtención de extensas tierras en señorío. El mayor beneficio que les concedieron fue la encomienda, pero por tiempo y con poderes limitados.

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